La depresión fue la enfermedad del siglo XX y, ciertamente, la mayoría de las personas la han padecido alguna vez en su vida. Es normal, pues, que estés con una pareja con depresión en algún momento o que tenga un trastorno que fomente estos estados. Explicamos cómo convivir con una persona así y te damos tips prácticos.
La convivencia con una pareja con depresión
Lo primero que tienes que recordar es que eres la pareja, pero no el enfermero o enfermera. Esto significa que tienes la obligación de prestar apoyo, pero que la otra persona tiene que buscar soluciones a su situación. Estas pueden ser autogestionadas o pidiendo ayuda profesional.
El segundo aspecto a tener en cuenta radica en si la situación obedece a causas objetivas o a una patología recurrente. Si una persona está mal y tiene motivos, lo lógico es que le prestemos nuestro apoyo. En caso de que responda a una patología recurrente, y sin dejar de apoyarle, tenemos que sugerirle que busque ayuda cualificada porque, de lo contrario, la relación se enrarecerá.
Finalmente, y no menos importante, hay que ver cuáles son los detonantes que hacen que la otra persona está mal. Hay hechos traumáticos que pueden activar estados depresivos y, si se evitan, mejor que mejor. Esto es fundamental, porque de esta manera podremos prestar una ayuda práctica y el proceso será mucho más fácil.
La experiencia nos dice que el principal problema con el que nos encontramos es la falta de consciencia. Una persona con depresión o con un trastorno que es consciente que lo tiene suele responsabilizarse más. La gran complicación está cuando una persona se cierra en banda y no asume su situación.
Si tengo tendencia a la depresión ¿Cómo afronto el problema cuando conozco a alguien?
Es evidente que tener tendencia a la depresión no es la primera tarjeta de presentación que mostrar cuando conoces a alguien. Dicho esto, tampoco es algo a ocultar si tomas una cierta confianza y vas a entablar una relación de pareja. No en vano, lo normal es que se comenten aquellas cosas buenas y malas de ti.
Si lo que vas a tener es un vínculo sólido y fuerte, es lógico que expliques qué es lo que te preocupa. Esta es la manera de que los dos sepáis a qué ateneros y, sin duda, esto facilitará que os podáis enfrentar mejor a los problemas. Este aspecto es fundamental para gestionar aquellas situaciones complicadas derivadas de la depresión.
Como principio general, las personas que realmente valgan la pena agradecerán la honestidad. Así, si aparece el problema en algún momento, sabréis cómo tratarlo.
Conclusión
Vivir con una pareja con depresión puede traer complicaciones, pero en muchas ocasiones compensa. La honestidad y autoconsciencia son las mejores recetas para que la relación no se resienta demasiado. Si una persona no es consciente de la situación, quizás es bueno ir a una sesión de coaching. En Emocodificación ayudamos a la toma de consciencia para que las personas se empoderen y alcancen sus objetivos.