
Como principio general, el ser humano tiende a la supervivencia y, por lo tanto, es normal que tengamos que ir hacia delante y afrontar nuevos desafíos. Sin embargo, esto supone que el camino de la vida no es lineal, sino que nos encontramos con altibajos; así funcionan nuestros biorritmos. Sin embargo, ¿cómo los tomamos? El problema es que mucha gente no sabe relativizar y sufre. En este artículo te ofrecemos algunas pautas que has de tener en cuenta para que estos procesos sean más sencillos para ti.
Por ejemplo, cuando nos pasa algo malo, una máxima popular es “esto también pasará”; recuerdo que leí por vez primera esta máxima en un libro de autoayuda y la realidad es así. En la práctica, significa que , salvo casos extremos y que tienen más a ver con patologías de la persona, los malos momentos son pasajeros. Si asumes que los contratiempos no son para siempre, probablemente te sea más fácil superarlos y, cada vez, el periodo de tristeza durará menos.
Por otra parte, la otra cara de la moneda está en la euforia cuando sucede algo que nos hace felices o hemos conseguido un resultado que estábamos buscando. A todos nos gusta sentirnos bien, la vida tiene mucho de una búsqueda de la felicidad y, por lo tanto, es normal que queramos que los buenos momentos se prolonguen. Sin embargo, si eres consciente de que también son pasajeros, probablemente los gestionarás mejor para evitar frustraciones cuando pase el momento feliz.
De lo que se trata, en definitiva, es de que no te resulte difícil la gestión de los eventos que se dan en tu existencia. Determinadas filosofías ya lo indicaron y escuelas como la epicurea o estoica insistían en la necesidad de mantener el equilibrio ante las situaciones de la vida. Nosotros consideramos que, si bien es un buen consejo, no tienes que reprimir tus emociones y has de dejar que tu organismo fluya normalmente; tan insano es vivir una emocionalidad mórbida al mínimo estímulo como reprimir los sentimientos para que luego salgan violentamente como si estuviésemos en una olla exprés.
Nuestra experiencia nos dice que, en ocasiones, la búsqueda de los buenos momentos o su prolongación más allá de lo racional tienen más que ver con algún tipo de desequilibrio que se pretende cubrir. Los placebos también existen en lo emocional, con el problema de que cada vez necesitarás más para tener el mismo grado de satisfacción. Por este motivo, conocer qué origina esta necesidad es fundamental.
La mayoría de las personas aprenden a relativizar a lo largo de la vida como parte fundamental del proceso de maduración humana. No hay nada peor que llevarse grandes desilusiones por una gestión de expectativas errónea y, por lo tanto, a lo largo de la vida se llega a un punto medio.
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