Dicen que la infancia es la patria de las personas y eso tiene pleno sentido porque es cuando desarrollamos nuestra personalidad y recibimos la mayor parte de las influencias. Dicho esto, tampoco podemos negar que es una época en la que nos resulta más fácil relacionarnos. Ahora bien, ¿cómo mantener relaciones maduras más allá de esa época? Aquí te lo explicamos con detalle.
Las relaciones maduras, o por qué la calidad es más importante que la cantidad
Las relaciones durante la infancia son más espontáneas, tanto para bien como para mal. Tendemos a hacer y deshacer lazos con más facilidad porque no hay consecuencias graves. Dicho esto, cuando pasa el tiempo, cambiamos la pauta.
Todos los estudios coinciden en que el número de amigos que tenemos se reduce conforme cumplimos años. ¿Esto es necesariamente malo? En absoluto. Lo que suele suceder es que tenemos menos tiempo libre y primamos la calidad sobre la cantidad. Ya no tenemos ganas de perder el tiempo con alguien que no nos aporta nada.
Una buena relación de amistad o de pareja se convierte en un tesoro. ¿Qué es lo que hay que tener en cuenta? Destacaría los siguientes aspectos:
1. Compromiso
La noción de compromiso es fundamental. Esto es, que cuando a tu amigo o pareja le haga falta que estés, tú no le falles. Este aspecto es tanto más importante en la edad adulta porque ya no tenemos el sostén de nuestros padres.
2. Complicidad
Entenderse bien con la otra persona es fundamental. Y, a partir de una cierta edad, no nos apetece pasar el tiempo para quedar bien. Por lo tanto, tiene que haber una cierta afinidad y, sobre todo, que esta sea recíproca. Puedes tener una relación cordial con alguien pero, si no tenéis nada en común, no será una amistad.
3. Constancia
Las relaciones, al igual que un jardín, se tienen que cuidar para que florezcan y den frutos. De hecho, gran parte de las relaciones de amistad que se pierden no lo hacen por ningún evento traumático o discrepancia; simplemente, se diluyen. Esto significa que no puedes estar un año sin hablar con una amistad importante. De vez en cuando, tienes que preguntarle cómo le va, y viceversa.
4. Lealtad
Esta es la parte más importante de todas. Y es aquí donde puedes trazar una línea clara y precisa entre la amistad y otro tipo de relaciones. Siempre es bueno contar con alguien a las duras y a las maduras y que esté dispuesto a dar la cara por ti. La lealtad, sin que eso suponga no decir las cosas a la cara, es uno de los rasgos de una relación madura. Y, por supuesto, tiene que ser recíproca.
Conclusión
Mantener relaciones maduras y satisfactorias es posible, aunque requiere de una serie de compromisos por tu parte. ¿Te cuesta hacer amigos o crees que eres demasiado exigente? Estas son cuestiones que se pueden trabajar. En Emocodificación impartimos sesiones de coaching con el objetivo de ayudarte en tu proceso de crecimiento personal.