El trato con personas muy sensibles puede ser beneficioso o sumamente delicado, según las premisas y la cercanía que tengan contigo. Es bueno, por lo tanto, tener en cuenta algunos elementos básicos para que consideres las interacciones. La idea es que ni tú ni tu interlocutor paséis malos ratos innecesarios.
Las ventajas de tratar con personas muy sensibles
Si hay un aspecto que hay que destacar de las personas sensibles es su empatía. En principio, es fácil entenderlos porque ellos se saben poner muy bien en el lugar de los demás, a veces demasiado. Por lo tanto, pueden ser grandes amigos para contar cuestiones importantes.
Por otra parte, las personas sensibles tienen la capacidad de poder ayudar a los demás. Esa empatía hace que suelan ser personas que colaboran en actividades comunes o que están dispuestas a poner su grano de arena. En consecuencia, es una opción sumamente interesante si tratas con una persona con estas características.
Finalmente, hay que señalar que las personas sensibles pueden conocer mejor el entorno. No en vano, a veces obviamos detalles que son de gran importancia. Una persona sensible, por regla general, no tiene ese problema y, si utiliza bien esa habilidad, conseguirá más fácilmente lo que se proponga.
Los inconvenientes de tratar con personas muy sensibles
El reverso de tratar con personas sensibles está en la susceptibilidad. Hay determinados casos ante los que la respuesta emocional es exagerada. Esto puede provocar problemas y un retraimiento en la relación. No en vano, muchas personas altamente sensibles acaban reaccionando con violencia ante la frustración. Ante estas situaciones, lo más recomendable es que tengas un conocimiento previo de con quién hablas. Esto te permitirá evitar situaciones escabrosas.
Por otra parte, tienes que tener presente que el exceso de sensibilidad puede ser paralizante. Uno de los problemas está, precisamente, en la falta de reacción ante estímulos o situaciones estresantes. Cuando se dan estas situaciones, probablemente la persona tiene traumas no somatizados que le siguen generando problemas. En consecuencia, aquí también hay un problema de relación importante.
Las personas en exceso sensibles suelen tener problemas de adaptación con el entorno. Conviene, pues, tener en cuenta que una sensibilidad mórbida que no se pueda controlar no es una situación en absoluto recomendable.
Conclusión
La historia no habla quizás demasiado bien de las personas muy sensibles, y eso es injusto. Ser conscientes de lo que hay alrededor y sentir es necesario para ser felices. En cualquier caso, sí conviene decir que en el equilibrio está la virtud. Si se desbordan tus emociones con suma facilidad y en cualquier contexto, es que hay un problema. No hay por qué exponerse a un sufrimiento permanente, y esto vale tanto para la persona directamente afectada como para sus interlocutores.
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