Una vez que has detectado que no te apetece pasar las fiestas con determinada persona que no te resulta grata, lo que te tienes que preguntar qué es lo que se activa para que algo te resulte tan molesto. Piensa que gente desagradable y molesta siempre la hay, y en contextos diversos, de manera que, antes de hacer lo fácil y culpabilizar al otro, pregúntate qué falla en ti.
Si bien la Navidad es tiempo de reagruparse, también lo es de hacer tábula rasa y, por qué no, de nuevos comienzos y propósitos. Si has detectado dónde está el problema, plantéate cómo solucionarlo. Una persona repugnante lo va a seguir siendo, es verdad, pero quizás tu reacción no es tan grande o, simplemente, pasas del tema.
Cuando entiendes que tus reacciones ante los demás son, ante todo, un reflejo de lo que está en tu interior, aprendes a relativizar y desdramatizas la situación. Evidentemente, esto no significa que no tengas que dar cortes si lo consideras necesario como siempre lo has hecho sino, simplemente, que no des a los desencuentros más importancia de la que realmente tienen.
Por otro lado, también es importante decir que, en el momento en que tú te proyectas de una manera diferente, lo que transmitas a los demás también lo será. Si tú proyectas inseguridad, probablemente atraigas gente que se quiera aprovechar de eso para que aprendas a cortar. En el caso de los familiares, si hay algo que no soportas de un tercero porque responde a un conflicto interior que no has resuelto, el destino te lo pondrá delante. Realmente, te sorprenderías de hasta qué punto se generan determinadas ¿sincronicidades? Casuales que, al fin y al cabo, pueden ser oportunidades inigualables para crecer como ser humano y abrirte a nuevas experiencias.
Más allá de otro tipo de consideraciones, hay amplios estudios que demuestran estas causalidades. Desde la física cuántica, el experimento de la doble rejilla nos transmite que somos nosotros los que podemos generar la realidad mediante la observación y proyección. Desde una perspectiva psicológica, la profecia autocumplida (normalmente negativa), nos dice que tenemos más probabilidades de experimentar situaciones con las que hemos estado fantaseando anteriormente.
Tenemos el convencimiento de que las experiencias negativas que se enquistan son reversibles porque la creación es perfecta por naturaleza. Solo hay que ver la ¿sorprendente? Proporción de las células humanas, por poner un ejemplo. Si en Navidad ponemos el grito en el cielo por alguien que nos molesta es, ante todo, porque no lo hemos hecho antes y no hemos sabido cortar situaciones que nos resultaban abusivas. Por este motivo, y cuando te veas en estas situaciones, es bueno pedir asesoramiento si no sabes cómo reencaminarte.
En Emocodificación y Sanación Genética te podemos echar una mano para evitar estar en un bucle frustrante y cortar con esa dinámica, pasando del círculo vicioso de culpabilización-victimización a una dinámica virtuosa en la que, como estarás bien, atraerás relaciones sanas y de crecimiento personal.