Hablar de las indirectas es sumamente importante porque son gestos agresivos de baja intensidad. ¿Quieres saber cómo se manifiestan, qué daño se hace en las relaciones y cómo evitarlas? Aquí te damos más detalles.

Las indirectas como lenguaje agresivo que daña las relaciones personales

Lo cierto, y conviene recordarlo, es que no todas las indirectas tienen una finalidad agresiva. De hecho, hay indirectas en las que se hacen bromas o en lo que se pide algo que son de todo punto inofensivas. Por lo tanto, la intencionalidad, y lo que se busca, es algo central. Si se quiere hacer daño, es problemático.

Quien abusa de las indirectas porque no se atreve a verbalizar un estado de insatisfacción, asume un comportamiento pasivo-agresivo. Y el objetivo, en este caso, es ir minando poco a poco la confianza del interlocutor. Por ese motivo, es conveniente conocer algunos ejemplos de indirectas tóxicas. Toma nota:

1. Está bien (depende del gesto con que lo diga, hay problemas)

Es sabido que el lenguaje no verbal es determinante y revelador de lo que sucede, porque influye en más de un 65 % en el contenido del mensaje. Si una persona te dice que todo está bien y no pasa nada, pero lo dice con hastío o con un tono de voz de sarcasmo, puedes tener la certeza de que sí está pasando algo; y, lo que es peor, puede que lo diga con toda la intención.

2. No te entiendo; no te sabes explicar

La luz de gas, o gaslighting, es una de las formas de maltrato sutil más devastadoras que existen. Si continuamente te dicen que no te entienden o que no te sabes explicar, están trasladando que tú tienes un problema. El caso es que, a veces, tal problema no existe, es una cuestión de percepción de la otra parte.

3. Esperaba que te acordaras

Esta frase puede ser un chantaje emocional en toda regla, por mucho que se pueda decir con una voz melosa o dulce. Y no es lo mismo preguntar «¿no te acuerdas?» que decir «esperaba que te acordaras!; lo primero puede ser, perfectamente, una aseveración asertiva, por ejemplo, si te has olvidado de tirar la basura, mientras que lo segundo encierra detrás una sutil manipulación.

4. No te lo tomes todo a la tremenda

La frase «no te lo tomes todo a la tremenda», según el contexto, puede ser un consejo o una indirecta tóxica. Aunque lo correcto sería decir «no te tomes esto a la tremenda», el problema estará en si se repite constantemente, y se hace para descalificar opiniones que tienes en frío y de forma consciente.

5. Es muy fácil de entender

Una de las cosas que más daño pueden hacer es sentirnos tontos o inútiles. Cuando a ti te dicen, ¿no lo entiendes? Si es muy fácil de entender, están transmitiendo que eres incapaz. También dependerá del gesto y de cómo te lo digan, sobre todo si es una sola vez. Ahora bien, esta indirecta repetida, no es buena.

6. Puedes hacer más

Las excesivas demandas son, también, una indirecta que puede indicar que la otra persona no se esfuerza. Y esto, dependiendo de cómo se diga (y con qué frecuencia) influirá negativamente en las relaciones.

7. Eres demasiado exigente

Decirle a otra persona que es demasiado exigente, si la demanda que hace es justa, es una forma de minusvalorarla. Ahora bien, para que se dé esta situación una de las personas ha de estar en una situación de poder.

8. No estoy enfadad@ (aunque lo esté)

Esta es una variante del «no pasa nada». Cuando se utiliza intencionadamente, lo que se pretende es trasladar el sentimiento de culpa a la otra parte. Evidentemente, sería otra variante de chantaje emocional.

Conclusión

Las indirectas, mal utilizadas, son devastadoras en las relaciones humanas. Tiendes a expresarte de esa forma o recibes ese feedback tóxico. ¡Te puedo ayudar a cambiarlo! Pide tu primera cita gratuita en Emocodificación.

Dejar un mensaje

Do NOT follow this link or you will be banned from the site!