El ser humano es, por definición, previsor, y eso implica que tenga expectativas. Ahora bien, es conveniente que recuerdes que las expectativas pueden ser un arma de doble filo. Aquí te explico cuáles son las cuestiones que has de tener en cuenta.

 

Las expectativas, cómo distinguirlas correctamente

 

Una consideración básica que nunca hemos de olvidar es que solo podemos responder por nosotros mismos, no por los demás. Dicho esto, la realidad está llena de matices y, por ello, antes de formular unas expectativas, hay que tener determinadas cuestiones claras.

 

Uno de los problemas recurrentes es que, en ocasiones, nos vemos obligados a depender de otros. En temas profesionales es una situación habitual, así que conviene hacer una valoración de riesgos y objetivos ajustada a la realidad. Hoy en día, saber cooperar y delegar se ha convertido en una necesidad, no en una opción.

 

Estos son los tres elementos decisivos para realizar una gestión de expectativas correcta:

 

1.      Sé realista

 

La capacidad de ser realista es fundamental como pauta general. No en vano, no le puedes pedir a la otra persona cosas que no pueda hacer. Y recuerda que, como principio general, eres tú quien tiene que solventar sus cuestiones, no un tercero. Esto te ayudará a gestionar inteligentemente las situaciones.

 

Una situación relativamente común es pedir al otro cuestiones irrealizables. Si esto sucede, pregúntate si tú no tienes alguna carencia que tengas que mejorar. Muchas relaciones personales se malogran justo por esta razón.

 

2.      Comprueba si la otra persona va a cumplir

 

Es imprescindible que sepas, de antemano, si la otra persona puede cumplir tus expectativas. Esto va ligado al hecho de ser realista, sí, pero es que hay gente que no es seria. Por lo tanto, es fundamental que te asegures de que quien tienes delante es de fiar. Esta circunstancia te ahorrará decepciones y, lo que es más, problemas.

 

Lo ideal, para minimizar los conflictos, es delegar poco a poco. O, si se trata de relaciones personales, dar la confianza poco a poco. Esto servirá, a la larga, para minimizar las decepciones y, sobre todo, para sufrir lo menos posible.

 

3.      Aprende a poner límites

 

La capacidad de poner límites es esencial por una cuestión de higiene mental. Si alguien no cumple, tienes que saber cortar, sobre todo si le has indicado antes una premisa. Lo mismo sucede, por ejemplo, si te encuentras con que una persona no es capaz de hacer algo. La frustración es una energía complicada, así que te conviene ponerle coto.

 

Hay una realidad común, y es que las personas que no saben poner límites sufren más. Si ves que una persona no va a cumplir, corta, y hazlo cuanto antes. Piensa que el tiempo que corra va a ser peor para ti en todos los sentidos.

 

Conclusión

 

La gestión de las expectativas es importante para no decepcionarte ni decepcionar a otros. ¿Quieres mejorar estas habilidades para ser más feliz y mejorar en tus relaciones personales? En Emocodificación impartimos coaching para ayudarte a lograr tus metas.

Dejar un mensaje

Do NOT follow this link or you will be banned from the site!