Existen determinadas adicciones que son producto de nuestro tiempo porque, en el pasado, la mayoría de la población no tenía posibles. Si bien los casos de alcoholismo se multiplican a partir del siglo XIX, algo similar sucede con el tabaquismo durante el XX y con el shopping, o adicción a las compras, más reciente.
La adicción a las compras responde a una lógica compulsiva que ha sido ampliamente estudiada por la psicología clínica, pero también en el campo de la psicología social. Su definición oficial es síndrome de compra compulsiva, y se caracteriza por los siguientes ítems:
1. Sentir una gran excitación al entrar en una zona comercial. Esto lo saben la mayoría de los comercios, de ahí que los escaparates sean llamativos y luminosos, porque nos animan a comprar. Si, además, tienes algún trastorno, se da la combinación perfecta.
2. Sentimiento de ansiedad que solo pasa adquiriendo el objeto de deseo, normalmente una prenda de ropa o cualquier otro artículo de comercial. Tienes algo que te entra por el ojo, lo puedes pagar ahora y necesitas adquirirlo sea como sea. Es común que, si puedes negociar el precio, no lo hagas.
3. Una vez que se ha adquirido, un alivio y bienestar momentáneo que, en pocos minutos, se convertirá en culpa. En este sentido, sigue la lógica de los demás trastornos compulsivos.
Es importante señalar que este proceso se repite indefinidamente como un círculo vicioso, por esta razón esta tipificado como un trastorno psicológico. Evidentemente, las causas que lo originan son complejas y se tendrán que ver por separado para saber cómo encauzar el problema.
En los últimos años, la extensión de la clase media en los países desarrollados ha favorecido que no solo los más ricos puedan hacer shopping. Es fundamental remarcar que el trastorno de compra compulsiva no implica, necesariamente, que estas tengan que ser caras. Si ponemos un ejemplo que todo el mundo entenderá, una persona puede ser adicta a la compra de libros de ocasión y acumularlos sin ton ni son en casa, aunque nunca los vaya a leer.
El principal problema que se origina en las compras compulsivas está en que, a la larga, acaban generando perjuicios económicos en quien padece este trastorno. Son comunes los casos en los que la persona acaba arruinada o con grandes deudas derivadas de esta situación. Por este motivo, es importante buscar una solución antes de que el problema se enquiste o degenere en algo peor. Mucha gente vive en silencio este problema hasta que ya no tiene remedio, cuando habría sido mejor pedir ayuda desde el principio.
Por regla general, hay alguna situación de escasez que es la que genera la necesidad de comprar por comprar o incluso de acumular (aunque este sería otro síndrome). La falta de equilibrio psicoemocional es la que hace que muchas personas compren sin medida, y esto nos lo podemos encontrar en cualquier clase social. Por lo tanto, es conveniente tener en cuenta esta cuestión.
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