
Hoy se habla mucho del concepto del relato para explicar actitudes en ámbitos relacionales, sociales e incluso políticos. En realidad, la memoria es un poso que está ahí y que, para bien o para mal, influye en el presente. Si a ello añadimos el hecho de que la infancia y adolescencia se conoce como la patria de las personas, no ha de extrañar que se le dé importancia. Conocer algunas claves básicas puede ser sumamente útil para saber qué te puedes encontrar.
Recuerdos negativos VS recuerdos positivos
Si hay algo que un adulto ha de asumir es que el pasado está ahí y no se puede cambiar. Lo que sí es posible modificar (y ya es mucho) es la percepción que se tiene de ese pasado. Este punto es especialmente importante porque te permitirá sentirte mejor y tomar energías positivas.
Vamos a poner un ejemplo. Una persona que haya sufrido bullyng durante su infancia y adolescencia puede quedarse durante la edad adulta con esa sensación de desamparo que experimentó. Sin embargo, también puede llegar a la conclusión del por qué, ver que era una buena persona y perdonarse a sí misma. Uno de los problemas de los adultos que recuerdan su infancia es la victimización y, desde la consciencia y la ayuda, esto se puede cambiar.
Los recuerdos positivos son, sin embargo, una buena oportunidad para tomar impulso. No en vano, es bueno que recordemos que, en muchas ocasiones, la realidad presente nos limita. Si recordamos lo que hemos sido capaces de hacer podemos reponernos en situaciones algo complicadas. Sorprende decir esto, pero la capacidad de resiliencia que tenemos los seres humanos es impresionante.
Recuerda que dar importancia a lo positivo es uno de los hábitos de higiene mental más utilizados. Esta es una forma de dar un paso hacia delante y sobreponerte. En consecuencia, es una buena medida hacer un cálculo ponderado de ventajas y desventajas.
¿Todas las personas reaccionan igual ante recuerdos de la infancia y adolescencia?
Definitivamente, no. Según la persona, la actitud vital va a ser distinta y a ti te interesará tenerlo en cuenta. Hay a quien esta cuestión le marca decisivamente y a otras personas solo les viene en forma de recuerdos.
El consejo que se puede dar es que se atiendan los casos más recurrentes o graves para el aquí y ahora. En los demás, las personas son capaces de sobreponerse sin ayuda externa o con pocas consultas.
Conclusión
Si estás interesado en mejorar tu proyección vital, recordar el pasado puede ser positivo. Eso sí, recuerda que nadie, excepto tú, tiene derecho a juzgar tus situaciones. Esto te servirá para ir un paso por delante, reconciliarte contigo mismo y, en definitiva, ser feliz. No tenemos culpa de lo que nos haya pasado de pequeños, pero sí la responsabilidad de hacer algo por cambiarlo.
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