Es común, por varios motivos, que en las familias con más de un hijo estos hayan podido identificar que había hijos favoritos. Este artículo explica cuáles son las consecuencias prácticas ante esta situación.
Los hijos favoritos, qué consecuencias tiene eso en el desarrollo personal
Lo habitual en el pasado es que existiesen hijos favoritos por una cuestión de perpetuación de la especie y de subsistencia de los progenitores. Por lo general, se favorecía a los hijos varones y, entre estos, al mayor, que era el llamado a heredar el patrimonio.
Ahora bien, en el último siglo, con el cambio del paradigma de la paternidad, han aparecido nuevas casuísticas. Hoy tener predilección abierta por un hijo o hija es más una cuestión de afinidad o reflejo o, simplemente, que el otro hijo necesita más atención por determinadas circunstancias. Por lo tanto, podemos señalar que los motivos por los que se favorece a un hijo son múltiples.
Además, hay que señalar que, más allá de las cuestiones objetivas, en ocasiones hay una valoración subjetiva. En consecuencia, aquí nos vamos a centrar más en las reacciones que puede tener la percepción de un hijo de algún hermano es favorecido, sea o no cierta. Son las siguientes:
Sentimiento de agravio
Si una persona ve claramente que su hermano es favorecido sin motivos, es normal que se sienta agraviada. Y si bien va a poder canalizar esta cuestión en su vida adulta, es posible que la tenga enquistada. Esto, según cómo lo gestione, va a ser un punto limitante. Es aquí donde los padres tienen que captar la situación y corregirla en la medida de lo posible.
Afán de superación
La segunda posibilidad es que una persona, al ver que se favorece a su hermano, quiera superarse para demostrar que vale más. Esto implicará que tenga una mayor cualidad competitiva y, paradójicamente, puede ayudar a lograr nuevas metas. Aquí hay que ver si esto es bueno o no, porque al final, se trata de que los hijos puedan dar lo mejor de sí.
Emulación del hermano favorecido
Esta es otra de las posibilidades que se da, sobre todo, cuando el favorecido es el mayor. En este caso, hay niños que querrán parecerse al hermano “bueno” y, de esta forma, imitarlo en todo. Aunque esta actitud se difuminará cuando sean adultos, es un poso que quedará. En algunos casos, esto puede evitar que las personas vivan realmente su vida con plenitud.
Llamadas de atención
Esta es la reacción menos saludable porque, en algunos casos, puede ser autodestructiva. El hijo no favorecido se siente borrado y, por lo tanto, quiere hacerse notar. Esto cuando es pequeño puede ser un grito o una trastada, pero cuando cumple años puede derivar en situaciones más complicadas.
Conclusión
La existencia de hijos favoritos puede generar algunos problemas en los otros que se reproducen cuando son adultos. ¿Te has sentido desplazada alguna vez y llevas esto dentro? En Emocodificación te puedo ayudar a superar esta situación limitante para que te empoderes. ¡Contáctame!