La capacidad de empatizar es, sin duda, una de las habilidades más preciadas en el desarrollo social y humano. Sin embargo, muchas personas confunden, consciente o (más a menudo) inconscientemente este concepto con la identificación. ¿Cómo saber cuándo caemos en este rol? Aquí encontrarás claves para entenderlo mejor.
Las diferencias entre empatizar e identificarse con otra persona
Es bueno que sepas que las personas que empatizan y se identifican con una persona tienen algo en común con esta, y es que entienden su situación y las razones que la han llevado a actuar como lo hace.
Sin embargo, a partir de ahí se bifurcan el resto de las consideraciones. Lo cierto es que la identificación es un estado en el que se pierde el ego. La empatía, sin embargo, es un estado mucho más sano en lo psicológico. Diferenciar ambos aspectos es fundamental para evitar malos entendidos.
Lo que sucede, muchas veces, es que se difuminan los límites. Las personas inseguras o que hayan carecido de referentes claros se ven presa de caer en la identificación. Y los resultados pueden ser nefastos, tanto en la vida académica como laboral, de amistad o de pareja.
Hay tres elementos que te permitirán distinguir empatía e identificación. Son los siguientes:
1. No tienes por qué estar de acuerdo con la postura del otro
Una persona empática entiende al otro, pero no tiene por qué estar de acuerdo con lo que ha hecho. Por ejemplo, puedes entender que una persona robe para comer o para pagar una deuda, pero no tienes por qué estar de acuerdo con que lo haya hecho. Este es el primer paso que te permite tener un espacio propio. Si tienes clara esta cuestión, te resultará sumamente fácil distinguir los distintos campos.
2. No tienes por qué sentir los problemas del otro como propios
Los problemas de cada uno son de cada uno. ¿No has sentido nunca estar cargado después de hablar con una persona de sus problemas porque los sientes como tuyos? Si es así, estás cometiendo un error. Puedes, efectivamente, entender y ponerte en lugar del otro. Lo que no debes, en ningún caso, es asumir los problemas de los demás como propios. Te ahorrarás muchos quebraderos de cabeza y, a la larga, problema.
3. No tienes por qué actuar como el otro
La separación entre egos es fundamental para evitar que haya confusiones. La realidad es que la identificación es un fenómeno muy común en la adolescencia, cuando se busca imitar referentes. Ahora bien, la madurez implica, necesariamente, saber trazar límites. Es aquí donde saber decir “no” te puede librar de muchas situaciones embarazosas. Este es otro de los elementos básicos que has de tener presente.
Conclusión
Empatizar es una virtud loable, pero no puede servir como excusa para renunciar a la propia identidad. ¿Eres víctima del fenómeno de la identificación y sientes que vives la vida de otro aunque no quieres? En Emocodificación te podemos ayudar a que puedas empoderarte y tomar las riendas de tu vida.