La actitud de culpabilizar a los demás, cuando se convierte en un hábito, es potencialmente peligrosa para nuestra salud psicoemocional. Esta entrada pretende dar claves de por qué lo hacemos y cómo superarlo. 

El hecho de culpabilizar a los demás encierra una carencia personal

Un punto básico para empezar es que, aquí, no negamos que no existan personas tóxicas o abusadoras. En ocasiones, nos hacen daño sin que nosotros tengamos culpa. Por lo tanto, no se trata en ningún momento de negar esta cuestión.

Lo que sí hay que señalar, no obstante, es que la culpabilización externa, cuando es un hábito, es una actitud poco saludable. Y conviene decir que, por lo general, encubre una carencia personal. Piénsalo bien: hay gente que nos hace daño, ¿pero siempre tienen la culpa los demás de todo lo malo que nos pasa? Probablemente, si vemos a una persona que actúa así, consideraremos que es un criticón o un victimista.

Lo que es evidente es que, si no nos gusta en los demás, tampoco nos gustará para nosotros. La idea más habitual es que pensemos que esta tiene algo dentro que no funciona. Y, dicho esto, hay algunos puntos que podemos inferir.

Inmadurez

La inmadurez es uno de los problemas más característicos de quien culpabiliza sistemáticamente. No en vano, entre los niños y los adolescentes es recurrer echar las culpas de los problemas propios a factores externos. En este caso, hay, pues, una falta de aceptación de las situaciones frustrantes y de asunción de responsabilidades. 

Sucesión de situaciones negativas

La sucesión de situaciones negativas puede ser, también, una base para asumir discursos de culpabilización. Esto pasa, por ejemplo, con las personas que han tenido problemas o situaciones traumáticas duras, aunque en el pasado tuvieran la capacidad de discernir y responsabilizarse.

Cuando sucede esto y no se supera el trauma, lo habitual es que la persona asuma un patrón de conducta de victimización. Y el resultado, además de las dificultades de socialización y operativas, es que hay un progresivo aislamiento. Esta casuística se da más en personas de una cierta edad que en jóvenes.

Hay que señalar que, si se da esta problemática, lo recomendable es buscar algún tipo de ayuda. Eso sí, el reconocimiento y aceptación puede ser suficiente para cambiar si es sincero.

Carácter manipulador

El carácter manipulador ya puede responder a una psicopatología concreta, o también por problemas en el pasado. Lo que sucede, en este caso, es que la persona utiliza la culpabilización para conseguir algún tipo de beneficio.

Esto sucede, en muchas ocasiones, en las relaciones de pareja, de amistad, laborales e, incluso, paternofiliales. Es conveniente, en estos casos, identificar la situación porque puede ser tremedamente destructiva, no solo para uno, sino para los seres queridos.

En consecuencia, tomar conciencia de esta situación es vital para evitar que los problemas se eternicen.

Conclusión

Culpabilizar a los demás es una actitud negativa pero, siempre, tiene una razón de ser. ¿Ves que hay algo que no funciona en tu vida? ¿Quieres mejorar tus relaciones sociales? En Emocodificación te ayudo a mejorar tu calidad de vida. 

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