
Tener unos padres ausentes es un problema para millones de personas cuando llegan a la edad adulta. Por esta razón, conviene saber las implicaciones que tiene eso para no repetirlas.
Los padres ausentes transmiten esta información a sus hijos
Antes de nada, es importante decir que la falta de padres puede ser de varios tipos. Puede faltar uno de los progenitores o los dos. Generalmente, y por los roles que se han adoptado, la falta de la madre suele ser más conflictiva. Por este motivo, es conveniente que los padres estén presentes durante el proceso de crecimiento del pequeño. Y no se trata solo de dar manutención, sino también de trasmitir valores para su crecimiento en el día a día y afecto. Se trata, en definitiva, de ofrecer protección en su justa medida durante esta etapa.
Cuando a una persona le han faltado sus padres, tiene un problema de falta de referentes. Ya no estamos hablando tan solo de la manutención básica, que suele ser cubierta por otra persona. En ocasiones, además, nos encontraremos con que la respuesta ante la vida adolece de algunos desequilibrios.
Por ejemplo, es relativamente habitual que una persona con padres ausentes experimente un desapego extremo. Esta disociación puede resultar útil en la vida laboral o en determinadas relaciones, pero no deja de ser un mecanismo de defensa. Lo que sucede es que esta actitud no es bien vista por el resto de la gente.
Otro aspecto es igualmente común, el hijo que ha tenido unos padres ausentes y experimenta una dependencia extrema. Esta es una forma de llamar la atención y le puede suceder con otros familiares, amigos o pareja. Para quien convive con la persona que vive estas situaciones, suele ser complicado.
En ambos casos, lo que sucede es que hay un desequilibrio. El primer caso es por “falta de”, y en el segundo por exceso. Por este motivo, es fundamental saber poner límites.
Soluciones para recuperar la autoestima
Al final, la falta de unos padres cuando eran necesarios genera problemas de autoestima. Por este motivo, es fundamental que, si estamos en esa posición, nunca dejemos de ser atentos con nuestros hijos. En cualquier caso, hay unas soluciones posibles a considerar:
- – La primera de ellas es mejorar nuestra vida social. Cuando interactuamos con otras personas de verdad, conocemos puntos de vista diferentes. Esto siempre enriquece y nos ayudará a relativizar las cosas porque la vida es más compleja de lo que podemos pensar. La empatía nos sirve también para sentirnos mejor.
- – Otro elemento igualmente importante es la confianza en nuestros seres queridos para sentirnos mejor. Durante nuestra vida, vamos a encontrar personas que nos ayudan y que son valiosas para nuestro desarrollo personal. Confiar es una forma de ir curando heridas.
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