La idea de ser confiado está puesta en tela de juicio. Lo que para algunos es una virtud para otros se convierte en un problema para el día a día. No en vano, para muchos la interrelación cotidiana con la gente se convierte en un problema serio. ¿Cuál es el punto de equilibrio ideal? Sigue leyendo porque esta información te interesa.
La diferencia entre ser confiado y ser ingenuo
Una persona confiada es aquella que, por regla general, cree en la buena fe de las personas. Aunque habrá quien discuta lo que vamos a decir, la mayoría de las veces es una buena elección. La gente suele desear vivir, ser feliz y no hacer daño a los demás. Este es un buen principio para relacionarte con los demás porque te proporcionará una mínima relajación.
Lo que sucede es que los puntos de vista que nos encontramos son múltiples. Por ejemplo, lo que para ti es bueno, puede no serlo para tus semejantes. La ideología o el perspectivismo son importantes y, por lo tanto, no tienes que olvidar esto: hay personas honestas e íntegras con las que no te llevarás bien. Aunque es una situación frustrante, cuanto antes la asumas, mejor.
Ahora bien, la maldad existe también, aunque sea minoritaria. Y los seres humanos tenemos que aprender y tomar nota de nuestras experiencias. Este aspecto es imprescindible si lo que quieres es evitar malos tragos. No puedes, por ejemplo, dar confianza a quien no sepas cómo va a actuar. Hay quien actúa de mala fe desde el principio, bien con propósito de dañar a alguien, bien porque no tiene límites para conseguir sus objetivos.
El problema de las malas experiencias es que, a veces, se actúa desde el paradigma del gato escaldado. Esto puede suponer que te cierres ante la posibilidad de conocer a gente que valga la pena. Sea como fuere, es una situación a evitar porque lo que todos queremos es ser felices.
En consecuencia, sí que se puede decir que confiarse en exceso, sobre todo con desconocidos, es una actitud temeraria. Lo ideal es que la vida fluya, de manera que puedas ver de quién fiarte y de quién no.
Conclusión
La capacidad de ser confiado, pues, es un problema en determinados contextos sociales que has de considerar. No ha de extrañar, pues, que el desarrollo personal se preocupe tanto por conseguir que las personas tengan un ego equilibrado.
¿Te fías demasiado de los demás? O, por el contrario, ¿te cuesta confiar hasta el punto de no dejar que nadie se relacione contigo? Si se da alguna de estas situaciones, es un buen momento de dar un giro a tu vida. Al fin y al cabo, en el término medio está la virtud. No tienes por qué renunciar a una vida social plena sin que te genere grandes problemas en tu día a día.
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