Ser coherente es una de las exigencias que nos tendríamos que imponer todos en nuestra vida. Sin embargo, muchas veces este imperativo se nos hace difícil de cumplir. Aquí te damos algunas pautas para conseguir fluir de forma madura.

Ser coherente es unir pensamiento, sentimiento y acción, ni más ni menos

La coherencia es un valor que se trabaja porque, a medida que crecemos, corremos un serio riesgo de perderlo.

Por ejemplo, un niño suele ser coherente entre lo que piensa, lo que siente y lo que hace. ¿Qué es lo que sucede? Que durante el proceso de socialización, tanto familiar como educativa, tiene que asumir límites. Y esos límites pueden ser saludables, nada hay que decir.

El problema, pues, no está en los límites que imponen las reglas de urbanidad y cortesía. Más bien, hay que hablar de aquellos problemas que nos hacen ser infelices en nuestras vidas.

La idea básica es que tenemos que ser coherentes en lo fundamental. Y esto supone que, si una situación te genera estrés recurrente, deberías evitarla en la medida de lo posible. Por otra parte, si haces siempre algo contrario de lo que piensas, también es un problema.  Al final, lo más saludable, en todos los sentidos, es alinear pensamiento, sentimiento y acción.

Este proceso se tiene que ejercitar, porque lo normal es que te falte costumbre o conciencia de la situación. Por esa razón, es bueno hacer de cuando examen de conciencia y, de esta manera, localizar las áreas vitales donde mejorar. Estos pueden ser unos pasos interesantes para encontrar tu problema:

1. Si te sientes mal, pregúntate el porqué (y sé honesto)

Lo primero que has de pensar es que no has de darle explicaciones a nadie más que a ti mismo. En consecuencia, si sientes desazón y no identificas la razón, es conveniente que la busques con calma. No tengas prisa, lo importante es que la localices correctamente.

2. Pregúntate qué es lo que te impide ser coherente

Una vez que identifiques la causa de esa incoherencia, pregúntate cuál es el porqué que te impide actuar de otra forma. Y, por supuesto, en relación a eso tendrás que ver si tiene remedio, si no y cuál es la alternativa que puedes elegir. Lo cierto es que este punto es especialmente relevante, porque casi nadie está así por gusto y calibrar los pros y los contras ayudará.

3. Empieza a ejercitar el cambio desde la consciencia

Un problema recurrente, cuando tenemos que aprender un hábito, es que tenemos que estar encima. Piensa que quizás te has acostumbrado al paradigma antiguo, así que aprender las nuevas pautas te llevará algo de tiempo. No lo tomes como una condena, porque si eres constante, acabarás adaptándote.

Conclusión

Ser coherente es conveniente por muchos motivos, pero sobre todo por una cuestión de salud. Y nunca es tarde para cambiar aquellos aspectos que te impiden ser feliz. ¿Tienes interés en sanar viejas heridas conociéndote mejor y abandonando patrones poco saludables? En Emocodificación te podemos ayudar. ¡Contáctanos

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