Arrepentirse por lo que se ha hecho es habitual, pero también lo es, y más común de lo que parece, el arrepentimiento por lo que no hemos hecho. Aquí te indicamos más detalles sobre esta circunstancia y cómo evitarla.

Arrepentirse por lo que no hemos vivido, una situación recurrente

Es sorprendente el hecho de que el concepto de arrepentimiento se centra, por lo general, en algo que hemos hecho mal. Pero, en realidad, lo más sorprendente es que, en personas de una cierta edad, el principal arrepentimiento está en lo que no se ha hecho. Esto fue lo que constató la enfermera Bronnie Ware en sus estudios con enfermos terminales. Y las respuestas llamaron poderosamente la atención.

Lo más habitual es que las personas que saben que van a morir pronto se arrepientan de aquello que no han hecho. Y esto, independientemente de que no hacer «B» haya sido consecuencia de haber dedicado demasiado tiempo a «A». Los ítems recurrentes a los que se hace referencia, en este orden, son arrepentirse de hacer lo que otros querían, lamentarse de haber trabajado demasiado descuidando otros temas, no haber expresado las emociones correctamente, no dedicar más tiempo a las amistades y, en definitiva, no haber disfrutado de la vida. Esto implica, pues, que hay numerosas problemáticas que se ven con claridad al final de la vida.

Como podemos ver, en todos los casos, salvo en el segundo, el problema es lo que no se ha hecho. Por lo tanto, ese es un aspecto clave que hay que trabajar. Y esto es algo que conviene ejercitar desde que somos jóvenes, cuanto antes mejor, siempre que haya algo de consciencia.

Por qué es tan importante vivir experiencias

Vivir experiencias, y hacerlo según lo que deseamos, es clave para evitar ese arrepentimiento. Y hay entran en juego dos cuestiones que influyen, y mucho:

  1. Asertividad. Esta es la parte fundamental. Aquellas personas que están seguras de lo que quieren, lo tendrán más fácil para hacer aquello que desean. Y, lo que es más importante, las probabilidades de estancarse en situaciones incómodas se reducirá. Vale la pena que lo tengas presente, habida cuenta que esto va a marcar la diferencia. Al final, decir «no» es, muchas veces, liberador.
  2. Resiliencia. Tomar decisiones es equivalente a equivocarse, pero la mayoría de las personas somos resilientes. Cuando hemos vivido algo, vemos que no es tan importante, y el estrés que se genera en el «antes de» tiende a desaparecer. No en vano, lo que resistes, persiste, de manera que, la mayoría de las veces, es mejor atreverse, aunque tengas que asumir consecuencias.

En consecuencia, vivir y tomar decisiones es preferible a no hacerlo, incluso a veces si nos equivocamos. Esto te ayudará a creer en ti. Así, cuando seamos mayores, no nos tendremos que preocupar de aquello que no hemos hecho.

Conclusión

Arrepentirse de lo que no se ha hecho es habitual, pero puedes darle un cambio a esta situación. ¿Quieres conseguirlo? En Emocodificación te podemos ayudar a darle la vuelta a los antiguos impedimentos. ¡Contáctame para solicitar tu primera cita gratuita!

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