
Nuestro planeta cuenta con varias estaciones en la mayoría de su superficie, más o menos húmedas, más o menos cálidas. El ser humano tiene, por naturaleza y aprendizaje, la tendencia a adaptarse de forma intuitiva a los distintos ritmos pero, ¿Y si pudieras aprovechar mejor esta realidad para tu provecho? En el artículo te damos algunas claves.
En las zonas de clima templado hay cuatro estaciones: primavera, verano, otoño e invierno. Cada una, tiene una personalidad bien definida y aspectos a tener en cuenta para sacar partido. En las zonas tropicales estas diferencias se atemperan y, más bien, hay que hablar de estación de lluvias y estación seca; cuando esto sucede, aplicaríamos a la estación de lluvias el equivalente al invierno.
Muchas veces pensamos en las estaciones del año como elementos asociados únicamente a la agricultura y, en realidad, es mucho más complejo. Las estaciones influyen decisivamente en nuestros biorritmos que suben y bajan y hacen, por ejemplo, que una persona pueda proyectarse aprovechando la corriente de cada momento a su favor.
La primavera es la época de la siembra y del crecimiento de las flores. Poco a poco, va mejorando el tiempo y los días son más largos. Este es un tiempo ideal para empezar a hacer actividades al aire libre de forma progresiva y, por qué no, retrasar la vuelta a casa después del trabajo o la universidad en una terraza. Ambas son alternativas interesantes e, indudablemente, este es un momento de expansión personal.
El verano es el tiempo de esplendor, cuando los días son más largos y, por lo tanto, un momento ideal para hacer vida expansiva. Te animamos a que aproveches este tiempo para socializar más si, hasta la fecha, no lo habías hecho. Notarás la diferencia y, además, este es el momento del año en el que es más fácil conocer a otras personas.
La época otoñal es ideal para relajarse poco a poco, reponer fuerzas y consolidar aquellas cosas que hemos conseguido. Al ser tiempo de vendimia y de cosecha, también se aplica esta lógica para nuestra vida personal. La ventaja es que este proceso puede ser progresivo y en ningún caso brusco.
Finalmente, el invierno es una temporada que puedes aprovechar para la introspección porque te permite conocer mejor qué sucede en tu vida, hacer balance y, de esta manera, tomar impulsos para los nuevos desafíos. Es la época en la que nos confrontamos y, a nivel metafórico, estamos a solas con nuestros pensamientos, más allá de que tengamos relación habitual con nuestro entorno.
Si nos damos cuenta, nuestros estados de ánimo y biorritmos tienen mucho que ver con la lógica de la naturaleza y ello no es casual. Para los primeros pobladores de la tierra eso era normal pero nosotros, al haber creado el lenguaje y desarrollado un alto grado de abstracción, podemos en ocasiones olvidarnos de este aspecto.
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maria rosa entrena
14/06/2018GRACIAS