
El verano es, por definición, la estación del año en que más nos apetece socializar. Por otra parte, en los países desarrollados es la época de vacaciones por excelencia. Ambos factores se unen y eso provoca que los llamados amores de verano sean una constante. El calor, las hormonas y el conocer a nuevas personas influye. Ahora bien, ¿En qué consisten? En este artículo te lo explicamos mejor.
Los amores de verano
Aunque los amores de verano se pueden vivir en cualquier momento de la vida, son más comunes en la adolescencia y la juventud. Esto se debe a que las personas suelen tener menos nivel de compromiso. Además, en este tipo de relaciones la atracción primaria es un elemento fundamental. Mucha gente se enamora después de conocer a la persona en profundidad, pero aquí suele ser al revés. Tener en cuenta esto es fundamental para no llevarse decepciones.
El problema está en que, igual que la chispa se enciende rápido, luego tiende a apagarse. Hay relaciones de larga duración que empezaron como amores de verano, pero la mayoría se quedan en eso. Precisamente la falta de compromiso o el ocio asociado a esta época son los factores que más influyen. Cuando llega septiembre nos damos cuenta de que es divertido estar con esa persona, pero quizás no queremos convivir con ella. El ensalmo mágico del verano se diluye como un azucarillo, lo que no sucede con las relaciones con una base sólida.
En cualquier caso, hay que decir que esta categoría, aunque sigue existiendo, se ha atemperado. Si tenemos en cuenta algunos factores, podemos aprender mucho de esta experiencia. Te damos algunas claves para que te resulte más fácil entenderlo.
¿Qué podemos aprender de estas experiencias?
El primer aspecto que tenemos que aprender de los amores de verano es la limitación. Como en la mayoría de los casos eran relaciones pasajeras, lo normal es que tengamos un buen recuerdo. Si no ha sido así, piensa que las circunstancias animaban a que las cosas se dieran de esa manera. Un amor de verano suele ser un vínculo sin mayor compromiso, así que no te tienes que obcecar.
En segundo lugar, piensa que estas experiencias te han servido para crecer como ser humano. Gracias a ellas, sabes lo que te interesa y lo que no en cada momento. Es legítimo querer vivir estas experiencias, pero si lo haces será desde la consciencia. En función del momento de tu vida, es posible que quieras volver a pasar por un amor de verano pero, si eres madura, sabrás qué quieres y qué no.
Si te ves presa de la nostalgia, te aconsejamos que no lo idealices. La experiencia nos dice que, a medida que vivimos, avanzar se convierte en un elemento imprescindible para no tener problemas. Por lo tanto, en Emocodificación y Sanación Genética te podemos echar una mano para que sepas distinguir y construir las relaciones que deseas. Estamos a tu disposición para que puedas avanzar en tu proceso de crecimiento personal.