Un problema recurrente en muchas personas, cuando llegan a la madurez, es la minusvaloración. Y, por desgracia, en esta autopercepción tienen mucho que ver algunos mensajes de sus progenitores que los culpabilizaron. Este artículo quiere analizar los porqués, sobre todo porque esto servirá para identificarlos.
Los motivos por los que los progenitores culpabilizaron a sus hijos en el pasado continuamente
Las consecuencias de una estrategia o actitud continua de culpabilización para un niño son letales. Y, aunque esto ya lo sabemos, muchas veces nos interesa conocer los porqués. Por supuesto, excluimos los casos en los que una reprimenda esté justificada porque, en estos casos, hablamos de responsabilidad. Vale la pena tenerlos presentes porque conseguiremos una información muy útil para hacer cambios. Los siguientes ítems te ayudarán a tomar decisiones conscientes:
Carencias internas
El problema más importante de los progenitores cuando culpabilizan a sus hijos es el de las carencias internas. Es un lugar común que, si hay problemas en la relación de pareja o en el trabajo o una frustración por la vida en general, los hijos se tomen como cabeza de turco. Y esto sucede, muchas veces, más allá de que haya motivo objetivo para eso. Por lo tanto, conviene entender que, muchas veces, el problema surge de una carencia interna.
¿Qué sucede en ocasiones? Que los progenitores magnifican pequeñas trastadas o incumplimientos. Y, en vez de tomar medidas para corregirlos, los magnifican, de manera que generan un miedo a sus hijos que les resulta contraproducente para mejorar.
Expectativas irreales
Las expectativas irreales pueden, también, estar relacionadas con carencias internas. Sin embargo, muchas veces también surgen del desconocimiento o de una valoración irreal de las capacidades de los hijos. En cualquier caso, esta acción, si se sostiene en el tiempo, acaba siendo muy perjudicial para los hijos.
La atribución de expectativas irreales se puede dar en varios campos. En primer lugar, en el de los estudios, cuando se espera un desempeño mejor que el que se puede dar. Por otra parte, en el deporte u otras actividades. Y, finalmente, cuando se espera que los hijos se encarguen de cuidar de los padres.
Trastornos (de los progenitores)
Un progenitor que tenga un trastorno no diagnosticado tiene muchas más probabilidades de iniciar una estrategia de culpabilización con sus hijos. Por lo tanto, no estará de más que se tenga en cuenta esta eventualidad, que genera numerosos problemas. Lo complicado está en que, muchas veces, no se puede identificar.
La lógica de los trastornos, sobre todo si son psiquiátricos, es individual. Y es evidente que, en estos casos, no hay ninguna responsabilidad por parte de los hijos. Lo único que hay es una situación de los progenitores (o de uno de ellos) que no se está monitorizando.
Conclusión
Los progenitores que culpabilizaron en su día a sus hijos, queriendo o sin querer, les dejaron una losa que, a muchos, les cuesta superar. ¿Es este tu caso? ¿Te cuesta identificar tus carencias? Yo te puedo ayudar; contáctame para que te ayude a restañar viejas heridas.