Es un lugar común que lo peor que podemos hacer es engañarnos a nosotros mismos, pero es que es verdad. Piensa que, si no eres consciente de tus errores, difícilmente los vas a enmendar. ¿Quieres saber por qué ser honestos en todos los sentidos es conveniente? Sigue leyendo.
El autoengaño, esa tentación ante la que no hay que ceder…
Los seres humanos tendemos al sesgo de confirmación. O, dicho de otra forma, nos apetece creer algo y, después, buscar todo tipo de justificaciones racionales para confirmarlo. Además, conviene señalar que esta actitud es independiente de las creencias (o no) religiosas.
¿Qué sucede si aplicamos este principio vital? Probablemente, que acabaremos teniendo problemas con la realidad. Y esto sucede porque la realidad es como es, y muchas veces no tiene nada que ver con nuestros deseos. Es muy fácil, en estos casos, echar la culpa siempre a un factor exterior: los amigos, la pareja, la familia, los superiores, el Gobierno… pero nunca se hará un juicio crítico en primera persona.
Persistir en una visión errónea tiene un nombre: autoengaño. Y puede ser malo que intentemos convencer a otros, pero es peor que nos intentemos convencer a nosotros mismos. Esto, al final, tiene consecuencias devastadoras en todos los ámbitos de la vida, que se agravan cuanto más dure la falta de conciencia.
Muchos problemas de depresión que se agudizan en el tiempo tienen que ver con esta cuestión. Y vale la pena señalar que el sesgo de confirmación no es una patología, porque todos los tenemos. Por lo tanto, en la mayoría de los casos podemos hacer algo más para cambiar el paradigma.
Ser honestos con nosotros mismos, una clave para la realización personal
Lo primero que tenemos que hacer, y ya como actitud vital, es asumir que la realidad es como es. Y dicho esto, podremos mirar a la realidad de frente, sin engaños. Quizás al principio parezca más complicado de lo que es.
Cuando asumimos aspectos que quizás nos resulten incómodos, estamos en realidad creciendo. El motivo es que cualquier cuestión que emprendamos, desde este nuevo prisma, se hará desde la consciencia. Y todos sabemos que la consciencia, al final, aumenta las probabilidades de éxito. No en vano, se va a hacer una valoración realista de pros y contras, ya desde el principio.
Además, ser honestos con nosotros mismos facilita que lo seamos con los demás. Como ya no nos autoengañamos, es más fácil que no lo hagamos con los demás. Y ni que decir tiene que esta cuestión repercutirá positivamente en nuestras relaciones personales.
Por ese motivo, dar un paso hacia delante y enfrentarnos a nuestros fantasmas puede ser muy positivo. La honestidad, ejercitada como actitud diaria, es liberadora. En consecuencia, vale la pena tener esta cuestión en cuenta.
Conclusión
Ser honestos es un buen ejercicio que tenemos que realizar en nuestro día a día. ¿Te resulta difícil encontrar el punto? ¿A veces tienes tendencia a evadirte? En Emocodificación te puedo ayudar a encontrar el centro para sanar viejas heridas.