El ser humano es inquieto por varias razones y es bueno que sepas el porqué. Este artículo lo explica para que conozcas las principales claves.
Los motivos por los que el ser humano es inquieto
Los humanos somos inquietos, en primer lugar, por razones evolutivas. Nos hemos acostumbrado a afrontar grandes peligros de vida o muerte y eso nos ha obligado a reaccionar. Nos hacemos preguntas sobre todo y eso genera inquietud.
No olvidemos que la idea de seguridad es muy reciente para una especie que tiene varios miles de años. La mayoría de la población, hasta pocas generaciones atrás, corría el riesgo de pasar hambre si había una mala cosecha. Es por eso que los seres humanos tenemos una energía que no se puede estancar.
Por otra parte, y no menos importante, interactuamos con nuestro entorno, somos curiosos. Y si hay algo que nos diferencia del resto de las especies es que, además, lo transformamos. Un simio no crea útiles, y un homo sapiens sí. Es por ello que los seres humanos tenemos una energía que se tiene que canalizar.
Por lo tanto, no te tiene que extrañar que sientas desazón si estás paralizado. Es que eso no es para lo que estás programado y esa energía se estanca si no la gestionas.
Cómo puedes aprovechar la energía de la inquietud a tu favor
Ahora que ya sabes por qué somos inquietos, la pregunta es cómo aprovechar la energía a tu favor. No en vano, se trata de convertir en positivo algo que parece negativo. Hay una serie de aspectos que te ayudarán. Son los siguientes:
- Lo primero es que conozcas bien tus biorritmos. Vas a tener días más altos y días más bajos, y conviene que los aproveches. Esto tiene que ver con tu propia biología pero, también, con factores externos como las estaciones o la contaminación.
- Es imprescindible que no te sientas paralizado ni que fomentes esta actitud. Al final, es una forma de estancarte y sentirte mal. Uno de los problemas asociados a la depresión es, precisamente, esta paralización.
- Los objetivos a medio plazo son imprescindibles. Conviene, pues, que sepas esta cuestión porque así tu inquietud se reducirá, ya que tendrás la energía enfocada. No en vano, tener un propósito vital es algo que ayuda de forma decisiva a no sentirse mal.
El resultado es que, si sigues esta pauta, sabrás afrontar mejor las dinámicas de tu cuerpo. Lo que se pretende es que puedas surfear por encima de esas emociones.
Conclusión
En los últimos años, se han multiplicado problemáticas emocionales. Lo que sucede es que hemos cambiado de vida y estamos ante una gran paradoja: seguridad en las necesidades básicas, pero una presión máxima para el día a día. El ser humano siempre se pregunta y cuestiona cosas, de manera que es importante saber cómo funciona.
El ser humano es inquieto pero, afortunadamente, puedes gestionar esta circunstancia a tu favor. ¿Quieres conocer mejor cómo funcionamos? El Curso de Principios de Emocodificación te proporciona el conocimiento necesario. ¡Contáctanos!