Es un lugar común que a los hijos pequeños hay que darles amor y cariño; sin embargo, el rechazo o los sentimientos de impotencia al respecto son un lugar común. Hay padres que no valoran a sus hijos, lo pretendan o no. El objeto de esta entrada es señalar cuáles pueden ser las principales razones.
Los motivos de que los padres no valoren a sus hijos
Es poco habitual que un padre o madre no quiera a su hijo. Ojo, esto no significa que no existan estas situaciones, pero son francamente minoritarias. Ante esta realidad, se impone la necesidad de valorar por qué no se valora adecuadamente lo que hacen sus hijos.
Los traumas son la clave en la mayoría de los casos. Quien haya partido de una situación complicada tiene una serie de patrones y condicionamientos que les dificultan sus interacciones. Y esto sucede a todos los niveles, incluso en relaciones tan próximas como las que tienen con los hijos.
Todas las personas tenemos heridas o traumas no resueltos en su momento. Y, como bien dijo Jung en su día “lo que resistes, persiste”. No ha de extrañar, pues, que un padre traumatizado pueda filtrar estas emociones a sus hijos, queriendo o sin querer. Estas son algunas casuísticas recurrentes que te irá bien identificar.
Abandono
El abandono de un hijo implica que este no tenga un referente positivo, ni para bien ni para mal. En este caso, no ha de extrañar que un hijo abandonado no pueda valorar a su vez a sus hijos cuando sea padre. Ya sabemos que a nadie le han dado un carné para ello, pero no tener una guía puede dificultar las cosas. Es por ello que conviene tener en cuenta esta cuestión para evitar errores.
Sobreprotección
La sobreprotección es la otra cara de la moneda. Y si tus padres te han sobreprotegido, es posible que no sepas valorar bien lo que hace tu hijo. Una de dos, o te pasarás o no llegarás. Al final, un hijo no va a estar siempre en una urna de cristal ni es saludable. Por lo tanto, es conveniente que dejes un cierto espacio y tomes distancia para enjuiciar la actitud de tu vástago y si se cae porque está aprendiendo, no digas siempre que no lo tenía que hacer.
Educación excesivamente rígida
Es posible que unos padres quisieran a sus hijos, pero que fuesen excesivamente rígidos y exigentes con ellos. Hay que recordar que este tipo de incentivos no funcionan igual con todas las personas. Exigir es bueno, en tanto en cuanto la sociedad lo va a hacer, pero siempre dentro de unos límites. Esto, mal entendido, puede llevar a una desvalorización.
Conclusión
Los motivos para que los padres no valoren a sus hijos son muchos, pero el resumen es que les ha faltado amor. La buena noticia es que tú puedes hacer por cambiar esta dinámica y evitar círculos viciosos. Con el Curso de Principios de Emocodificación conocerás claves para evitar que esta dinámica se reproduzca.