
Los seres humanos tendemos a la dualidad y, por lo tanto, a mirar la vida en términos de victoria o derrota. Esto, sea como fuere, tiene su lógica, pero, en realidad, de las derrotas se puede aprender mucho. El viaje que te proponemos es ver cómo realizar aprendizajes de las derrotas.
Detectar los aprendizajes de las derrotas
Una actitud previa es la de no fustigarse. Si algo te ha salido mal, en el pecado ya te va la penitencia porque lo estarás pasando mal. La idea es ver si de esta situación puedes aprender algo positivo. Por lo tanto, evita cualquier actitud que consista en recrearse en la negatividad. Los humanos tendemos a ser autodestructivos en los malos momentos, pero de nosotros tiene que partir el “stop”.
Dicho esto, la forma de detectar si aprendemos o no tiene que seguir una serie de requisitos. De lo contrario, lo más probable es que te disperses y eso no te conviene. Sigue, pues, estos pasos para poder comprobar:
1. Disocia las emociones
Lo primero que has de hacer es disociar las emociones de los hechos objetivos. Y, en realidad, eso va a ser lo más difícil. Cuando es algo que nos afecta en primera persona es muy difícil ver las cosas desde la distancia. De hecho, ese es el motivo por el que muchas personas van a terapeutas de todo tipo.
La idea, en estos casos, es que puedas ver la situación como si no fueras tú el afectado. Quizás no lo puedas hacer justo después de que suceda el hito, pero con el tiempo podrás. Es ahí donde podrás separar el grano de la paja. Esto es imprescindible para que puedas pasar a otra fase.
2. Pregúntate si lo podías hacer mejor
Esta es la pregunta del millón y no tiene una respuesta tan fácil. Es posible que puedas hacer algo mejor, pero la pregunta es si lo puedes hacer hasta el punto de lograr tus objetivos.
Aquí pueden darse multitud de supuestos. El primero, que tengas una escala de valores incompatible con mucha gente, si se trata de relaciones personales. El segundo caso, que tengas un competidor demasiado poderoso para ganarle. Otro caso es el de que ya vayas al límite y que el coste de oportunidad de dedicar más esfuerzos no te compense.
En consecuencia, si ya hiciste una valoración objetiva en su momento, conviene que formules una respuesta honesta.
3. Márcate nuevas metas
Marcarte nuevas metas es un aspecto fundamental, sea en un sentido u otro. Una vez que hayas hecho una valoración, llega el momento de tomar una decisión. Es aquí donde podrás decir que tu derrota o fracaso te ha servido para mejorar. No en vano, puedes reformular tus objetivos primarios.
Conclusión
Los aprendizajes de las derrotas son importantes porque te ahorran tiempo y sufrimiento. ¿Sientes que no eres capaz de aprender de las malas experiencias y que te das de bruces una y otra vez con la misma piedra? Entonces, te podemos ayudar. En Emocodificación proporcionamos recursos para que te resulte más fácil conseguir tus objetivos.