El niño interior es, de alguna forma, nuestra esencia, ese impulso primigenio que se generó durante los primeros años de nuestra vida. El problema es que muchas veces no lo entendemos o, lo que es peor, no lo queremos escuchar. Aquí te explicamos cómo trabajar esta parte de ti para ser más feliz.

 

Pautas para que puedas entender mejor a tu niño interior

 

Lo primero que conviene que entiendas es que la expresión de tu niño interior es irracional. Al ser un impulso primario, puedes tener la impresión de que no lo controlas. Si esto sucede, no te preocupes, es bueno asumir esta situación para no asustarte. Piensa que se trata de entender, no de reprimir.

 

En segundo lugar, conviene que recuerdes que estas pautas se tienen que trabajar, preferentemente, en privado. No se trata de dejar salir afuera de golpe emociones que igual se han reprimido durante décadas. Si consigues que este trabajo sea controlado, ganarás en calidad de vida. No te preocupes si te lleva días o semanas, a la larga acabarás notando la diferencia.

 

Por otra parte, hay otras acciones que puedes realizar para entender mejor el funcionamiento de esta parte de ti. No en vano, siempre es bueno disponer de una guía. Son estas:

 

1.      No te martirices

 

Es fundamental que entiendas que tu niño actuaba de una manera y que tú no tienes por qué ser el mismo. Muchas personas viven consumidas por la culpa y lo cierto es que no es una actitud inteligente. Lo hecho durante tu infancia hecho está y lo que tienes que hacer es entenderte.

 

2.      Acepta tus virtudes y defectos de antaño

 

Los niños están aprendiendo muy rápido y el modelaje del carácter lleva unos años. Quizás de niño tenías unas virtudes y defectos distintos de los que tienes ahora. Esto es relevante porque, si te haces esta pregunta, puedes entender muchas cosas. Eso sí, tienes que hacerte el propósito de que esta reflexión sea en clave constructiva.

 

3.      Si necesitas llorar, hazlo

 

Los recuerdos del pasado pueden ser amargos. Es fundamental que no reprimas tus emociones y, si tienes ganas de llorar, te dejes ir. Las personas aguantan años y años tristeza en su interior que no saben gestionar. Por lo tanto, conviene que evites enquistar emociones. Cuanto antes salgan y fluyan, mejor para ti.

 

4.      Deja volar tu imaginación

 

Si hay algo que distingue a un niño de un adulto es su creatividad. La capacidad de inventar y crear sin prejuicios es prodigiosa. Está bien que haya límites, pero, realmente, ¿vale la pena poner cortapisas siempre? Escuchar al niño que fuiste puede ser muy útil para dar rienda suelta a tu creatividad. Y, cree en lo que te digo, en determinados momentos de tu vida es importante.

 

Conclusión

 

El niño interior es una parte que no hay que descuidar nunca y a la que hay que escuchar. ¿Tienes problemas para conectar con esa esencia? Quizás necesites hacer un trabajo de desarrollo personal. En Emocodificación te podemos ayudar para que consigas tus propósitos.

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