Casi todos conocemos el dicho de ver la botella medio llena o medio vacía y, aunque es un concepto muy antiguo, sigue teniendo algo que enseñarnos, y en este artículo lo vamos a explicar.
Supongamos que estamos haciendo una colecta para una buena causa y la cantidad que necesitamos son mil euros. Supongamos también que tenemos cincuenta; podemos decir que ya tenemos la mitad o pensar que aún nos falta otro tanto.
Si pensamos que ya hemos logrado la mitad del objetivo, emanamos optimismo y vamos a tener una fuerza extra para lograr aquello que nos propongamos. A lo mejor no nos damos cuenta, pero en ese momento ya estamos programando el objetivo y dando por hecho que lo vamos a lograr.
En cambio, al pensar que nos falta otro tanto, lo que hacemos es proyectar que nos está costando conseguir nuestro objetivo y, sin querer, nos estamos sugestionando en negativo. No significa que no lo podamos lograr, pero nos va a costar más porque le hemos enviado ese mensaje al Universo.
Entiéndanme bien, es importante proyectar pero, si no nos movemos, va a ser igual que pensemos en positivo que no hacerlo. De ahí que el dicho “A Dios rogando y con el mazo dando” tenga plena validez hoy en día. También, aunque a otro nivel, la filosofía del Tao nos ayuda a entender que, ante los pensamientos negativos, lo mejor es no ser reactivo y permitir que fluyan, siempre y cuando no nos quedemos en la autocomplacencia.
Por otra parte, avanzar en la vida va a suponer asumir nuevos retos y, en ocasiones, hay que reevaluar el concepto de escasez o plenitud. En general, lo que hay que decir es que esta es una actitud vital y, más allá de los avatares de la vida, sale más a cuenta tener una actitud positiva.
Está demostrado que las personas optimistas y alegres viven más y tienen menos tendencia a padecer determinados trastornos, por lo que tomar las cosas en positivo nos beneficia en todos los ámbitos, ya que le estamos mandando un mensaje a nuestras células y a nuestra mente. Nosotros somos capaces de generar nuestra realidad en positivo, lo que pasa es que muchas veces no lo recordamos.
Finalmente, es bueno que recordemos que todo lo malo pasa y que, por lo tanto, lo más rentable es ver las cosas medio llenas porque nos será más fácil lograr aquello que nos propongamos.