Muchas personas suelen contestar la frase “estoy bien” a cualquier interacción en la que otro le pregunta por su estado. Es bueno saber qué se puede esconder detrás de esta expresión. Esto nos servirá, también, para preguntar cuando hay que hacerlo.

“Estoy bien” ¿La otra persona realmente está bien?

Lo primero que nos hemos de plantear si preguntamos a alguien por su estado es si tenemos suficiente confianza. Hay unos usos sociales que obligan a preguntar “cómo va”, pero una pregunta realmente interesada debería tener un contexto específico.

Si no hay confianza con el interlocutor, decir “estoy bien” es una forma educada de pasar a otro tema. Ahora bien, si hay confianza y el lenguaje no verbal no coincide con lo que se dice, habría que preocuparse.

Una persona que está mal y dice lo contrario, puede estar pasando por problemas. Si hay una relación de confianza, quizás esté sufriendo una situación en silencio. Es evidente que, si sucede eso, lo normal es que nos preocupemos ¿Qué podemos hacer cuando esto sucede?

Si es un ser querido, te recomendamos que le recuerdes a esta persona que puede contar contigo. La idea es que no sienta que queremos invadir su terreno, sino que cuenta con un apoyo. El resultado es que será más fácil que te comenten qué les sucede. Eso sí, nunca hay que presionar a la otra parte, porque se trata de ayudar.

Cómo podemos mejorar nuestra asertividad cuando hablamos de lo que sentimos

La asertividad es una habilidad que se trabaja día a día. No ha de extrañar, pues, que quien empezó teniendo timidez sienta dificultades para expresarse.

Como principio general, sugerimos la naturalidad. Si no hay unas ganas de explicarle a otra persona cómo se siente uno, quizás es que no hay que hacerlo. Esta premisa servirá para no equivocarse a la hora de elegir. Decir “estoy bien” para no dar explicaciones cuando no procede es lícito. Al fin y al cabo, nuestros sentimientos son lo más íntimo que tenemos y no hay por qué contarlos a personas en las que no confiamos.

Lo normal es que solo le contemos cómo nos sentimos a quien nos importa y porque consideramos que no va a ser malo ni para la otra persona ni para nosotros. Si seguimos esta sencilla pauta, minimizaremos las posibilidades de equivocarnos.

A la larga, gestionar bien estas situaciones nos ayudará a que, cuando lo necesitemos, compartamos lo que sentimos con quien realmente lo merece. Esta es la forma de cimentar relaciones sólidas y duraderas que nos aporten beneficios personales.

Conclusión

Es posible que a una persona le cueste expresar lo que siente aunque lo desee y conviene solucionar esto. En Emocodificación te podemos echar una mano para que tomes consciencia de tus bloqueos y puedas dar un cambio a tu vida. El resultado es que será mucho más fácil marcar las diferencias y elegir mejor tus relaciones. Te animamos a que nos contactes para conocer mejor todo lo que podemos hacer para que mejores en bienestar.

 

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