De todos es sabido que el ser humano, para avanzar, necesita fijarse metas que impliquen una superación. Los propósitos son el instrumento que utilizamos para ir más allá de lo que marca nuestra zona de confort. Lo que sucede es que hay varios tipos de propósitos y, en función del horizonte temporal, habrá que analizarnos de una manera u otra. En este artículo te damos varias pautas para conseguirlo sin que ello te suponga un esfuerzo sobrehumano.

Propósitos a largo plazo

Como hemos indicado en otros artículos, los propósitos a largo plazo hay que analizarlos periódicamente. En función del tiempo objetivo que lleven, podemos revisarlos una vez al mes, al trimestre e incluso anualmente. De todas formas, es importante recordar que una retirada a tiempo es siempre una victoria. Muchas veces, las personas se obcecan en objetivos que no pueden alcanzar y que implican un gran desgaste energético.

La evaluación puede ser exitosa aunque, indudablemente, quien se marca un objetivo a largo plazo ya tiene un cierto nivel de constancia. Tener en cuenta este aspecto es fundamental para no llevarse decepciones innecesarias.

Propósitos a corto plazo

La principal diferencia de un propósito a corto plazo, y que hay que considerar, es el tiempo. Cuando nos marcamos el objetivo de madrugar, es algo que queremos hacer ya. Si pretendemos empezar a ir al gimnasio, también es algo que podemos testar día a día. Si lo vemos de esta forma, la virtud de analizar día a día es que la capacidad de autoengaño se limita.  No hay interpretación posible si te has levantado a las 9 de la mañana cuando dijiste que lo ibas a hacer a las 7.

Este tipo de situaciones se ha generalizado y son el talón de aquiles de millones de personas. Si bien es un lugar común, no por ello hay que dejar de hacer por cambiarlo. De natural, la materia tiende al caos, de manera que es nuestra responsabilidad ordenarla para que no haya ningún problema. La buena noticia es que hay maneras de cambiar esa dinámica a nuestro favor.

El principal consejo que tenemos que dar es que, si nos marcamos un objetivo a corto plazo, hay que testarlo. No podemos dejar que, por dejadez, no se cumpla. Para poder alcanzarlo, una buena medida es visualizarlo antes, imaginarlo y tener la ilusión de cumplirlo. Como bien indicó Aristóteles, el deseo es lo que mueve la vida.

Conclusión

Los seres humanos tenemos una tendencia per se a la dispersión, de manera que mantener la constancia cuando nos marcamos un objetivo requiere de un trabajo. Ser algo perezoso es un lugar común y, si solo sucede eso, no te deberías preocupar más que lo necesario. Ahora bien, si percibes que cuando buscas emprender algo nuevo tienes mucho estrés, quizás necesites ayuda. En Emocodificación y Sanación Genética tenemos todo lo necesario para que des un salto cualitativo en tu vida y aprendas a lograr tus objetivos. Te animamos a que contactes con nosotros para cumplir mejor tus propósitos a corto plazo.

Dejar un mensaje

Do NOT follow this link or you will be banned from the site!