
Muchas veces nos olvidamos de que, por definición, nos va a faltar tiempo. La Ley de Parkinson explicó muy bien que, a partir de un determinado punto, se emplea más tiempo en hacer lo mismo. Por lo tanto, y además de disciplinarnos, es fundamental que establezcamos prioridades. De lo contrario, sentiremos que está pasando la vida y no hacemos lo que deseamos. Te explicamos cómo saber qué es lo realmente importante para ti.
¿Qué es una prioridad?
Por regla general, hay que decir que las prioridades no son muchas y eso es bueno saberlo. El problema está en que el trabajo del día a día y las distracciones hacen que no pongamos el foco. Básicamente, son tres las prioridades básicas que tenemos y a ellas deberíamos prestar atención:
Salud
Sin salud, difícilmente se pueden afrontar otras cuestiones. Por lo tanto, tendrás que revisar periódicamente tu estado para no tener problemas. Esta es una de las cuestiones que, en condiciones normales, no deberías dejar pasar para sentirte mejor. Eso sí, te recomendamos que no caigas tampoco en el sobrediagnóstico porque, de ser así, estarás intentando tapar otros problemas.
Sustento material
Para tener una vida decorosa, es necesario el dinero o las posesiones materiales. Aquí, hay que decir que la dependencia de ese factor dependerá de cuán importante sea tu exposición o compromisos. Evidentemente, no tiene las mismas obligaciones un soltero que vive con sus padres que una persona casada con dos hijos que tiene que pagar su parte de la hipoteca.
Relaciones afectivas
En este sentido, es importante poner el foco en nuestros seres queridos. La pareja, los padres, los hijos o aquellas personas que realmente nos importan. Dedicarles tiempo es fundamental para que no tengamos problemas a medio plazo y disfrutemos de una vida emocional sana. Al final, una de las cosas que más se lamentan cuando se pierde a un ser querido es no haber pasado el suficiente tiempo con él.
¿Por qué a veces no distinguimos bien las prioridades?
Lo cierto es que distinguir las prioridades requiere de un cierto tiempo. A veces, hay que pararse a pensar y ver si realmente estamos haciendo lo que queremos. De no ser así, convendrá darle una vuelta a la situación y gestionar mejor nuestro tiempo. Por este motivo, la primera acción que hay que realizar es calmarse y ver. Como elemento de identificación, es sumamente útil.
En el caso de que el desequilibrio sea constante y prolongado en el tiempo, muy probablemente haya un mecanismo de compensación. De ser así, lo más honesto es que te preguntes qué es lo que te hace centrarte demasiado en algo y poco en lo importante. Lo más habitual es que esa compensación se originase en la infancia, pero no tienes por qué cargar con ella siempre.
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