
En algunos países del hemisferio norte, como es el caso de España, la festividad de San Juan, de claro origen pagano, supone el tránsito de estación pero también la renovación hacia nuevas metas. Realmente, las informaciones que tenemos son de que esta fiesta ya se celebraba por los caldeos, en la antigua Mesopotamia y, posteriormente, se extendió a Europa Occidental. La idea principal es que se deja atrás lo viejo gracias al efecto purificador del fuego y se inicia el segundo ciclo del año; no nos ha de extrañar, puesto que esta es la noche más corta del año, coindiendo con el solsticio de verano. La psique humana funciona a través de símbolos y asociaciones, además de elaborar un pensamiento complejo, y por eso San Juan es tan importante.
Esta idea de fin de ciclo e inicio de uno nuevo se pone a la práctica de varias maneras. Por ejemplo, en esas fichas finaliza el curso escolar en educación infantil y secundaria y las vacaciones de verano de muchas personas, aunque con matices, dan el pistoletazo de salida en esa época. Son muchos los rituales asociados a esta época, pero quizás el más conocido es encender una hoguera y saltar por encima de ella; aún hoy, en muchas zonas de España es habitual que en las casas particulares con jardín se haga eso, tanto por niños como por mayores.
En consecuencia, es importante conocer la importancia que tiene esta festividad en el inconsciente colectivo occidental porque, de esta forma, nos puede resultar útil esta energía en nuestro día a día. De hecho, junto con las fiestas navideñas, que hacen el tránsito al invierno, son los dos momentos de cambio y regeneración del año. Esto no significa que tú no puedas hacer ese cambio cuando lo consideres oportuno, pero la psique también se adapta al imaginario colectivo y a la cultura así que, si puedes, podrás tomar esta decisión con un plus de fuerza.
Sin embargo, San Juan tiene una diferencia con respecto a la Natividad que estriba en su carácter eminentemente expansivo. El inicio del calor anima a salir a la calle y relacionarse con los demás, mientras que el invierno es una etapa eminentemente introspectiva. Por lo tanto, puedes aprovechar esta época para conocer nuevas personas, ampliar tu círculo de amigos y, por qué no, construir nuevos recursos para ser feliz.
Finalmente, es fundamental tener en cuenta un factor: si uno da el cambio es porque quiere, no porque una fecha vaya a actuar como fetiche para sí. Tener en cuenta este factor es fundamental porque, por mi experiencia, me he encontrado muchos casos en los que la gente tiene una fe en las potencialidades de cambio de una fecha pero, luego, no hace nada por aprovecharlas y adopta una actitud pasiva. Si se da este caso, te recomendamos que tomes consciencia de lo que está pasando.
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