
En la adicción a las compras hemos analizado el fenómeno de desde una perspectiva científica, no podemos dejar de hacerlo dentro de lo que es una filosofía holística. Indudablemente, esta circunstancia nos da una información valiosa y no hay que olvidar que entre un 3 y un 7 % de la población se ve afectada.
La pregunta que hay que hacerse en voz alta una vez que el problema está identificado no est tanto qué necesito sino, más bien, qué es lo que me falta. Porque, no nos engañemos, detrás de las compras compulsivas hay una carencia, la que sea. Somos cuerpo, mente y espíritu, y si alguna parte falla estamos buscando placebos fuera. Lo que sucede es que las compras son algo socialmente respetable y que, incluso, la economía necesita para crecer. Por lo tanto, y si no hay un diagnóstico del problema, tampoco va a haber una presión social para dejar de comprar.
Además, en la adicción a las compras, hay diferencia con la adicción a juego, aquí nadie puede autoprohibirse comprar. Un ludópata puede ir a la dirección general de Juego y Espectáculos de su Comunidad Autónoma y autoprohibirse la entrada en bingos y casinos. En cambio, aquí lo más que se puede hacer es eliminar la tarjeta de crédito, pero es algo poco práctico y, además, siempre quedará el efectivo. No hay que olvidar que el fenómeno de las compras compulsivas afecta a todas las clases sociales, no solo a las personas pudientes.
Normalmente, el fenómeno de la adicción a las compras o compra compulsiva no es más que la punta del iceberg de algo más complejo. A diferencia de otras situaciones extremas, es posible que pasen varios años hasta poder percibir las consecuencias del problema y, entonces, la solución puede ser más complicada. Los problemas de autoestima, además, son difíciles de afrontar para determinadas personas en las que hablar de eso está mal visto. En una persona que compre compulsivamente es habitual encontrar soledad, independientemente de si tiene personas queridas a su alrededor o no.
Por lo tanto, el primer paso si tienes a un ser querido en esta situación es no frivolizar. El síndrome de compra compulsiva puede ser muy destructivo y genera en la persona que lo vive una ansiedad que, a ser posible, es conveniente eliminar. De esta manera, podrás ayudar aunque no seas experto en psicología. El apoyo del entorno es fundamental para que la persona no se sienta sola y tenga fuerzas para afrontar los procesos terapéuticos.
Finalmente, y como condición sine qua non, la persona afectada ha de querer hacer propósito de enmienda y cambiar. Es posible que no sea consciente de la magnitud de su problema al principio, y esto es normal, pero ha de tomar consciencia de que tiene un problema y querer solucionarlo porque, de lo contrario, cualquier medida terapéutica que se quiera tomar resultará infructuosa.
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